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8 de septiembre de 2014

Las dos plantitas nuevas descansan en un vaso al sol. Siento que las voy arruinar pero tu confianza me eleva. Ojalá sean dos nenas, y me las diste.
Tengo además las rodillas lastimadas y heridas expuestas. Al final nada de todo esto tuvo que ver con la revolución electrónica, ni con todas las guerrillas que pensé. Mi pelea es ahora alcanzar un deseo sin posesión, pero que me estrelle. Quiero un nuevo libro que me cuente eso.
En los días de encierro rasqué las paredes. Y nada bueno salió de ahí. Pero me crecieron dientes. El hambre se fue, pero en definitiva es una molestia menos.

No le temo a casi nada. A veces al abismo y a los dinosaurios bebés con aletas. Y a ese pánico que me viene y paraliza. Entonces miro las plantas que saben estar. Creceremos juntas les digo, o moriremos de pie.