Sólo la voz de Ian Curtis me tranquiliza. Tan
grave que siento que cubre todo, y que nadie más me va a cuidar así. Su voz es
una manta que me envuelve. Pienso en él de una manera tan prohibida como cuando
sos chiquita y estás enamorada de tu primo. A cierta edad se puede estar
enamorada de tu primo. Pero qué pasa si
crecés y eso no cambió. Los dos se hicieron altos y él sigue siendo el más
lindo. Y vos en tu sentimiento pecaminosos te sabés subnormal. Aunque la
atracción no cese, está bueno que
también hay otra gente. Y muchos discos.