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28 de febrero de 2014


Comimos sushi todas las noches, acompañados por distintas bebidas. Hasta que ya no me gustó y mis cachetes ardieron de wasabi. Estuve triste todos estos días, y no te importó. Eso dolió más. Pero algo igual se hace más fuerte. Hace tiempo que creo en el poder de chicas. En nuestras mentes. En ayudarnos. Y más cosas. Igualmente quiero, cortarle la cabeza a esa cara de puta que sólo sabe poner me gusta como si eso siguiera estando bueno. Y a esta otra que usa palabras como "convocar" y acompañarnos" y ya no doy más de sonreir y no pegarles patadas ninjas. Ser trola o ñoña no es la única opción. Sepámoslo. Si algo tengo claro ahora, además de mi deseo de muerte, alcanzada por el rayo mortal.