Comimos sushi todas las
noches, acompañados por distintas bebidas. Hasta que ya no me gustó y mis
cachetes ardieron de wasabi. Estuve triste todos estos días, y no te importó.
Eso dolió más. Pero algo igual se hace más fuerte. Hace tiempo que creo en el amor.
Excepto cuando esa cara de puta pone me gusta a todo como si eso siguiera
estando bueno. Y a esta otra que dice cosas como "te deseo mucha luz"
y ya no doy más de sonreir y no pegarles patadas ninjas. Tiene que haber otra
opción. Si algo tengo claro ahora, además de mi deseo de muerte, alcanzada por
el rayo mortal.