Antes todo era materia incolora, o no sé cómo
era. Tengo conciencia desde Italia 90. Desde mi tercer mascota y su final no
feliz. De la primera vez que admiré con todas mis ganas, tenía casi 6. Desde aquella vez que me retaron muy fuerte y
no comí. Conciencia de los juegos de arkade y de las horas simétricas
encerrada. De la primera noche que caminé sola por la calle y me sentí libre.
De pisar una nueva ciudad y pensar que todo puede pasar. De tener frío en la
nariz, las manos en los bolsillos. Del flan mixto. De todas las primeras veces
antes de repetir.